viernes, 4 de noviembre de 2011

Educación y Conflicto Social y Armado en Colombia

Documento elaborado por: Campaña Educación propuesta y camino para la Paz con Justicia Social.
Para entender la relación entre la educación y el conflicto armado colombiano es necesario comprender el origen histórico de este último, es decir, las causas que lo han motiva y mantenido, ya que éste fenómeno surge como consecuencia de una realidad concreta que lo determina y explica, así como explica las relaciones con los demás conflictos presentes en nuestra sociedad. Por tanto, se propone hacer una breve reseña histórica del mismo.


Elementos históricos del conflicto social y armado

Para comenzar a abordar el tema desarrollaremos brevemente el concepto de violencia, el cual “desde un enfoque amplio (…) supera el de ‘fuerza empleada contra el derecho o la ley’. Por tanto, violencia es todo lo que impide al ser humano realizarse en cualquiera de los aspectos inherentes a su naturaleza. Es todo cuanto atenta contra su dignidad y sus derechos.”[1]

Partiendo de esta afirmación, consideramos que la violencia surge en Colombia porque tradicionalmente el poder ha sido ejercido de manera violenta y se ha agudizado en la medida en que se desarrolla el capitalismo en nuestro país. La actual desigualdad social, ha sido una constante en nuestra historia y está fundamentada en el enriquecimiento de un minoritario sector de la sociedad mediante el desplazamiento del campesinado, la explotación y el empobrecimiento del pueblo colombiano. En el caso particular del desplazamiento forzado, sus causas radican en la modernización del campo para la producción en masa de materia prima para la industria (algodón, caña, tabaco, arroz, café, leche, carne y cueros, entre otros) y en la necesidad de la naciente industria de mano de obra barata y abundante

Para explicar este proceso histórico nos remontándonos al periodo de 1930-1947. En el año 1930, luego de la dictadura del partido conservador por 30 años, el partido liberal ganó las elecciones e “inauguró, de esta manera, un periodo de importantes reformas: reforma tributaria, reforma fiscal, reforma en la educación; y, sobre todo, reforma agraria y también una reforma laboral importante (se reconocen los sindicatos, su personalidad jurídica, etc.).” [2] Durante este periodo, estas reformas, si bien no resolvían los problemas estructurales del pueblo colombiano, representaban un cambio político y económico, permitiendo además al pueblo conquistar algunas de sus reivindicaciones más sentidas. Sin embargo la inestabilidad política ocasionada por las contradicciones entre cada partido y la violencia generada por el partido conservador, asesinando y desterrando a los liberales para evitar su votación, llevó a que dichas reformas se desarrollaran parcialmente hasta ser bloqueadas totalmente en 1947.

Cabe resaltar que en dicho periodo de tiempo se organizan las ligas campesinas, compuestas por campesinos que trabajaban en las grandes haciendas cafeteras, y exigían aumento de sus salarios, y que las pesas con las cuales medían su trabajo y por lo tanto su salario estuvieran calibradas. Dicho movimiento agrario se fortalece con el incipiente proceso de  Reforma agraria[3] bajo la consigna “la tierra es para quien la trabaja”, pues les permitió apropiarse de los terrenos baldíos. Esta reforma fue implementada a través de la ley 200 de 1936 bajo la presidencia de Alfonso López Pumarejo. “Pero la reforma se suspendió en 1944 por presiones del Partido Conservador. Y aquí comienza a liquidarse la reforma agraria. La parálisis del proceso de distribución de tierras, fue lo que creó una condición general de violencia, tanto del Partido Conservador como del Partido Liberal. Esto es un hecho significativo de este periodo. Es la gasolina de toda la violencia”.[4]

La violencia generada por el partido conservador, concebida como oposición beligerante al partido liberal, da origen en la década de los años 40’s a la organización de grupos irregulares armados, llamados chulavitas o también conocidos como pájaros en diferentes zonas del país, que operaron junto con la policía con una clara orientación del Partido Conservador.  Estos grupos son los antecedentes de los paramilitares, pues el objetivo fue y actualmente es el mismo: desplazamiento, para eliminar al opositor con la muerte y destinar las tierras usurpadas a proyectos productivos agropecuarios. Las tierras o los lotes que quedaban “limpios” de liberales, los conservadores las daban a los chulavitas como forma de pago de estos “favores”, mientras a los campesinos desplazados les quedaban tres opciones: ir a las ciudades a convertirse en trabajadores, colonizar la montaña (selvas o páramos) ampliando la frontera agrícola o “enmontarse” y proteger la vida.

Estos graves hechos de violencia se agudizan con el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán en 1948, lo cual marca un recrudecimiento de la violencia tanto en la zona rural como urbana de ese entonces, cuyos mayores impactos agudizaron la acciones de los chulavitas en las zonas rurales del país.

Sin embargo, a diferencia de lo que pregonan muchos historiadores, la historia nos muestra que: “antes del asesinato de Gaitán, el país ya estaba inmerso en una profunda violencia en la que se mezclaban todo tipo de causas. Las 14.000 muertes violentas correspondientes a 1947 demuestran claramente que la violencia no comenzó el 9 de abril”4. Además desde los años 20, se evidenció “la violencia entre campesinos y terratenientes por un lado y por otro, entre el proletariado y el patronato (recordemos las bananeras y su cruento desenlace)”[5]

En respuesta a la violencia que estaba generando el partido conservador, los campesinos que huyeron hacia la montaña se organizaron en grupos de resistencia armada. Estos grupos de resistencia armada tuvieron diferentes tendencias ideológicas y formas de actuar en medio de la violencia, variando de acuerdo a la región donde se encontraban. Es así como gran parte de estos grupos fueron organizados por el partido liberal en los años 50´s y apoyados económicamente por los  comerciantes, ganaderos y terratenientes de este partido. Paralelamente, en las antiguas zonas de las ligas campesinas, cuyas orientaciones provenían del partido comunista, se organizan grupos de autodefensa, los cuales buscaron una solución para los campesinos que las conformaban, pues se armaron para proteger su vida, y la posibilidad de vivirla dignamente: mediante la posesión de tierra para trabajar. Inicialmente estas autodefensas aunque tuvieron una inclinación política, su labor giró en torno a las actividades cotidianas del campesinado de la época.

Las circunstancias que generaron este fenómeno son evidentemente políticas, económicas y sociales, y se relacionan íntimamente. Políticas en el sentido que “enmontarse” fue una respuesta popular a la violencia, que materializaba la forma de ejercer el poder o de gobernar. Y sociales y económicas, en el sentido que las condiciones de vida del campesinado (falta de tierra, pocas vías de acceso, ausencia de escuelas, etc.) y de los trabajadores del sector rural (principalmente en la zona cafetera), generaron inconformidad y levantamientos de los campesinos principalmente en una lucha incesante por la tierra, cabe recordar que existía un interés económico por acumular tierra por parte de los terratenientes de la época, además de aumentar el número de obreros en las urbes que estaban surgiendo. Estas condiciones terminaron desencadenando una guerra entre grupos irregulares con la complicidad del ejército y la policía y la negligencia de las demás instituciones del Estado.

Estos antecedentes son fundamentales para comprender cómo la historia que se esconde en la violencia bipartidista tiene otra cara: el interés de las clases dominantes de controlar económica y políticamente al país a costa de la muerte y desplazamiento de miles de colombianos de una forma monstruosa. Estas circunstancias sociales, económicas y políticas han tenido cambios en el tiempo, sin embargo la violencia como forma de ejercer el poder en nuestro país, la concentración de la tierra en pocas familias, y la desigualdad social son constantes que aún persisten, siendo las causas principales del conflicto que vivimos a diario.

En 1953 las fuerzas militares toman el control del Estado en cabeza de Rojas Pinilla, el entonces comandante general, bajo la consigna “paz, justicia y libertad”. Este es un periodo dictatorial, caracterizado por la represión a los movimientos sociales, en el cual se hizo una gran campaña y estrategia para desmovilizar a las guerrillas. Esta desmovilización está relacionada con el cambio que tiene el partido liberal, de no confrontar militarmente al partido conservador influenciados en gran medida por las cuotas burocráticas recibidas en el gobierno de Rojas Pinilla, quien manifestaba ser contrario a la política impuesta a sangre y fuego por Laureano Gómez y el partido conservador (dicho partido se mantuvo en el poder entre 1946-1953); los grupos armados liberales al dejar de ser importantes en el proyecto político del partido liberal dejan de ser orientados políticamente y apoyados logísticamente.

En la estrategia de desmovilización los medios de comunicación juegan un papel importante: desprestigiar a los grupos armados liberales y comunistas, llamándolos bandoleros, y publicar falsas desmovilizaciones que generaron confusiones al interior de estos grupos. Este proceso luego se ve acompañado de la “compra” de muchos jefes guerrilleros, así como el asesinato de otros que se opusieron al ver la clara traición del partido liberal y de la necesidad de seguir luchando por el pueblo colombiano. Así es como, de todas las guerrillas, se desmoviliza una gran parte de la resistencia armada liberal, la cual después coopera para liquidar a los comunistas que continuaron armados, y a los liberales que continuaron “enmontados”, continuando así la guerra en el campo, la cual tenía una apariencia: entre limpios y comunes, pero cuyo fondo está en la necesidad de acabar los grupos armados con una ideología comunista que representaban una clara amenaza a la burguesía.

En este periodo, ante la agudización de la violencia, las autodefensas campesinas deciden ascender hacia la parte alta de la cordillera. Así llegan al Davis, Villarrica, Marquetalia, el Guayabero, y el Pato. Las familias campesinas pertenecientes a las autodefensas principalmente se dedicaban a las labores cotidianas del campo y sólo actuaban como organizaciones militares cuando eran atacadas, de allí su denominación. Aunque estas tenían influencia comunista y tenían un origen político, no tenían un programa para tomarse el poder.

Durante este gobierno, la dictadura militar generó una tensión que llevó al “primer paro cívico que hubo en Colombia, que obligó al general Rojas Pinilla a renunciar a su idea de hacerse elegir por los mandos militares en un segundo periodo a la Presidencia de Colombia, fue un paro organizado por la burguesía y apoyado en ese momento por la clase obrera”[6], dicha movilización culminó el 10 de mayo de 1957 en favor de una Junta Militar, que dirigió el país durante un año. Esta movilización fue posible por el descontento de los liberales al ser excluidos del poder y por el asesinato de varios estudiantes.

Durante el gobierno de la junta militar, ésta se entendió con las elites políticas, por lo cual los líderes de los partidos liberal y conservador Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez, respectivamente, hicieron “pactos de paz”, que culminaron con que los dos partidos tradicionales se alternarían el poder. Esta alternancia fue denominada Frente Nacional que comienza en 1958. De esta manera “todas las demás expresiones políticas existentes en el país, quedaron excluidas de tan fenomenal salida, dada a la crisis por parte de liberales y conservadores y, sin embargo, tal salida fue tomada, supuestamente para salvaguardar la democracia”.[7]

De estas expresiones se conoce el caso del movimiento revolucionario liberal (MRL) que surge en 1960 y a pesar de contar con un significativo apoyo popular y oponerse a la alternancia de poder, la mayoría de sus integrantes fueron poco a poco cooptados por el partido liberal tradicional.

Durante la década de los años 60’s surgen el EPL, el ELN y las FARC entre muchos otros grupos insurgentes, consolidando organizativa y políticamente los movimientos agrarios y políticos de oposición que se habían desarrollado en las décadas anteriores y agrupando otras personas, especialmente estudiantes  que consideraban que a través de la lucha armada se podía transformar el país.

El origen de las FARC se remonta al bombardeo de Marquetalia, en 1964, lugar en el cual se encontraban aproximadamente 44 campesinos (no todos armados), aunque el gobierno de Guillermo León Valencia creía que era una “República Independiente”, considerándola como una amenaza militar y política. Cabe resaltar que dicha operación fue altamente influenciada y apoyada por los Estados Unidos.

Los sobrevivientes, entre los cuales se encontraba Manuel Marulanda, se reunieron con las demás autodefensas campesinas a analizar la situación política, concluyendo “que era inevitable que la violencia se iba a extender a otros lugares, mas tarde a Río Chiquito, el Pato, Guayabero, los llanos y culminaría en las ciudades, acabando con las pocas libertades democráticas”, por lo cual la decisión fue constituir guerrillas móviles porque no había condiciones para resistir militarmente en una región. Estas guerrillas móviles le dan origen a las FARC en 1966, con un proyecto político revolucionario.

Paralelamente, en 1963 en la Habana, Cuba se crea la brigada José Antonio Galán, la cual se desintegra al llegar al país. Los cuadros políticos de la brigada, junto con los del MRL, el Frente Unido de Camilo Torres y principalmente estudiantes de las principales universidades de Bogotá y Bucaramanga consolidan el ELN en 1966, ésta guerrilla tiene una influencia castrista y un fundamento ideológico en la Teología de la Liberación.

Aunque los inicios del EPL son paralelos a los de las FARC y el ELN, hasta los años 1967 y 1970 el EPL se consolidó como un grupo guerrillero inicialmente con influencia en la región del Alto Sinú y San Jorge,[8] por acciones militares dadas contra un terrateniente y un comerciante en dichos lugares respectivamente, quienes estaban apoyados por los grupos paramilitares de la época.

Educación: ¿factor para el ascenso social o para la reproducción de la pobreza?

Como se concluye de la reseña, el conflicto armado colombiano surge como consecuencia de la violencia política como forma de ejercer el poder por parte de los sectores dominantes para mantener el control sobre la población, el territorio y sus riquezas; por la desigualdad económica causada por la insaciable voracidad de la oligarquía, que la hace incapaz de adelantar reformas que permitan la mejora de las condiciones de vida de la población trabajadora; y por la exclusión social generada por un Estado incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población; todo esto, en el marco de un proyecto de país con un régimen político oligárquico y un modelo económico dependiente, ligado a los intereses de las grades potencias imperialistas como EEUU y la Unión Europea.

Este proyecto de país agenciado por la oligarquía violenta y criminal colombiana, ha necesitado un tipo específico de educación, que le garantice el entrenamiento práctico de la fuerza de trabajo para poner a funcionar la maquinaria productiva del país por ellos apropiada, pero que no implique mayores niveles de formación que pongan en riesgo su posición dominante. En esa vía, la educación y el sistema educativo en Colombia se han diseñado para mantener y reproducir las condiciones que han generado el conflicto social y armado, al menos en estos sentidos:

1. Escases de cobertura: la falta de cupos provocada por la escasa inversión del Estado en educación, especialmente en la educación superior donde su presupuesto vienen siendo superado por el presupuesto para la guerra desde la era Uribe, condena a un 70% de la juventud  en todo el país a quedarse con una formación básica en el mejor de los casos, constituyendo esto un elemento de exclusión del mercado laboral y de imposibilidad para el desarrollo pleno de las aptitudes del ser humano.

2. Deserción escolar: según el mismo gobierno, “de 100 estudiantes matriculados en grado 0, 48% concluye la educación media, 12%  ingresa a la educación superior pero solo el 4% culmina”[9]. Las razones que explican este fenómeno están relacionadas principalmente con factores económicos y sociales, que empuja a los jóvenes fuera de la escuela.

3. instituciones educativas estratificadas: el sistema educativo colombiano está diseñado para ofrecer servicios educativos de buena, regular o mala calidad, de acuerdo a la capacidad de pago de los clientes. Esta estratificación implica que, en la competencia por un cupo a la universidad pública tengan muchas más ventajas los jóvenes de sectores medio alto y alto, condenando a los jóvenes de los sectores populares a ser mano de obra barata y no calificada.

4. dispositivos de exclusión (exámenes de estado): en la misma vía del punto anterior, los exámenes de Estado más que indicadores de evaluación del proceso educativo para aplicar correctivos y mejorar el sistema educativo, son dispositivos de exclusión utilizados por las instituciones educativas-empresa para sacar a los jóvenes que no cumplen con los puntajes que garanticen los recursos que ofrece el Estado por la supuesta calidad, y usados por el mismo Estado para poner a competir a las instituciones educativos por los escasos recursos que destina para educación, en el caso de la básica primaria y secundaria; y en el caso de la educación superior, para imposibilitar el acceso a la educación publica de los jóvenes de sectores populares.

5. cobro de matriculas y demás gastos educativos: para un país con la mitad de la población en situación de pobreza, la ambigüedad en la legislación acerca de la gratuidad de la educación básica y la corrupción generada por la municipalización de la educación básica, conduce al pago de matriculas en situaciones en las que el Estado es el pleno responsable de garantizar la educación, por lo cual miles de familias se abstienen de presentar a sus hijos a la escuela; además, la compra de uniformes y útiles escolares, el pago del transporte y la alimentación, implican gastos no sufragables por las familias empobrecidas, que prefieren poner a los hijos a trabajar en cualquier cosa para aportar en la economía familiar.

6. educación alienante para los sectores populares: la educación impartida para los sectores populares, además de hacerse en condiciones totalmente adversas por la falta de recursos, está orientada al disciplinamiento social para que los jóvenes estudiantes, conflictivos y violentos como resultado de vivir en situaciones sociales conflictivas y violentas, no luchen por mejorar sus condiciones de vida, para que no busquen su emancipación, para que sepan obedecer; ocultando las causas históricas estructurales de su condición social y de este modo impidiendo que sean sujetos protagónicos en la superación de sus problemas.

6. educación elitizante para sectores medios y altos: por otra parte, a los sectores medio alto y alto se los educa para ser los opresores del futuro, para que miren con desprecio al trabajador, para que se sientan superiores frente a los empobrecidos; igualmente, a través del ocultamiento de la realidad histórica, no se les enseña cuales son los motivos por los cuales existen poseedores y desposeídos, sino que se les muestra a los desposeídos como seres incompetentes e inferiores.

7. Investigación para beneficio del sector privado: en el caso de la educación superior, la docencia, la investigación y la extensión, se ponen al servicio de los intereses del capital privado, quienes por supuesto no están interesados en generar transformaciones estructurales en la sociedad de modo que los desposeídos puedan mejorar sus condiciones de vida, sino mantener estas condiciones para garantizar el aumento constante de sus ganancias.



[1] Arturo Álape. La Paz, La Violencia: Testigos de Excepción, en la sección RAICES HISTORICAS, La violencia una realidad cotidiana. Entrevista realizada a Germán Guzmán. Pág. 35.
[2] Alfredo Molano. "Los alzados en armas": la militarización de la sociedad (*) ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONFLICTO COLOMBIANO: ALGUNAS CLAVES INTERPRETATIVAS. Conferencia pronunciada por el sociólogo colombiano en el curso El Conflicto Colombiano y sus Perspectivas hecho por el Observatori Solidaritat en el marco de Los Julios de la Universidad de Barcelona.
[3] Este proceso no contemplaba la expropiación de tierras a los grandes terratenientes, si no que se limitaba a entregar a los campesinos terrenos baldíos.
[4] Ob. Cit.
[5] Ricardo Arias “Los sucesos del 9 de abril de 1948 como legitimadores de la violencia oficial“.  REVISTA HISTORIA CRÍTICA. (selección de artículos de los números 17,18 y 19) Publicación del Departamento de Historia - Facultad de Ciencias sociales - Universidad de Los Andes. 
[6] Arturo Álape. La Paz, La Violencia: Testigos de Excepción, en la sección EL COMIENZO EL OLVIDO, La Pacificación del Frente Nacional.  Entrevista realizada a Gilberto Vieira. Pág. 207
[7] Edgar de Jesús Velásquez. 2000. Historia política de Colombia. Ediciones antropos. Bogotá
[8] Universidad de los Andes, CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE DESARROLLO ECONOMICO: Paz Pública
[9] Visión 2019. Educación. Propuesta para discusión.  Ministerio de Educación Nacional. 2006. Doc. PDF. p. 13.

1 comentario:

FutureLogos dijo...

Me gustaría saber cual es el próposito de este estudio para la sociedad Colombiana?

Por favor escribir a :

innercycle3@hotmail.com

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